ESPERANZA
DE VIDA EN DIAS
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T máx
(sombra)
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Sin agua
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Con
1
litro
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Con
2
litros
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Con
4
litros
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Con
10
litros
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Con
20
litros
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49 ºC
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2
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2
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2
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2,5
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3
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4,5
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43 ºC
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3
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3
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3,5
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4
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5
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7
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38 ºC
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5
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5,5
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6
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7
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9,5
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13,5
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32 ºC
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7
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8
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9
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10,5
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15
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23
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21 ºC
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10
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11
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12
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14
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20,5
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32
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10 ºC
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10
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11
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12
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14,5
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21
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32
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23 de abril de 2014
Supervivencia en el Sahara
SUPERVIVENCIA
EN EL SAHARA
Según el Programa de Naciones Unidas
para el Medio Ambiente se consideran desiertos
todas aquellas regiones que reciben menos de 250 litros de agua o nieve por
metro cuadrado al año, repartidos en un máximo de 10 días.
El
Sahara constituye uno
de los mayores escenarios de supervivencia del planeta y a nuestra mente vienen
sorprendentes relatos de situaciones extremas. Uno de sus lemas reza así: “Es
el agua de tu cuerpo, no la de tu cantimplora, la que te mantiene con vida”.
La duración de la supervivencia de una persona depende de tres factores que se hallan
interrelacionados. Por una parte la temperatura
del entorno, su actividad física y
finalmente sus reservas de agua.
Evidentemente cuanto más trabajo físico más agua se necesitará para equilibrar
la deshidratación.
En el Sahara los trabajadores de los
campos petrolíferos franceses necesitaban para beber y cocinar 7 litros de agua. Los soldados del Afrika Korps
alemán en condiciones extremadamente duras de combate bebían 12 litros diarios
y en la construcción de la presa de Hoover, entre Arizona y Nevada, algunos
obreros llegaban a necesitar 30 litros del líquido elemento.
El científico, doctor E.F. Adolph basándose
en informes de supervivencia y experimentando con voluntarios elaboró la
siguiente tabla de supervivencia que
vale la pena observar con detalle. Aunque aparentemente simplista, es mucho más
interesante de lo que parece a simple vista. Por ejemplo, si una persona se
encuentra a 49ºC con unas reservas de 10 litros no sobrevivirá más de 3 días.
Este hecho científico contradice la tan extendida idea de racionar las
provisiones de agua para que duren más. Se podría dar el caso de morir
deshidratado y todavía tener agua en la cantimplora.
De noche en todos los desiertos hace
fresco e incluso frío, un capitán del ejército británico que fue derribado en
el Sahara Occidental recorrió 224 km en 11 días caminando por la noche. El agua que llevaba consigo no le hubiera
bastado para subvenir a sus necesidades si el recorrido lo hubiera realizado a
pleno sol del día.
Podemos fijarnos en el lento caminar
de los camellos en el desierto, el ahorro
de energías es vital sobre todo durante el día. No debemos interpretarlo como
esa supuesta “pereza meridional” sería una impresión errónea. También llama la
atención, durante los desfiles, que las fuerza regulares de África lo hacen a
una marcha que es la más lenta de todas las formaciones, 90 pasos por minuto.
Simplemente es una adaptación al medio.
Práctica muy extendida entre los
pilotos que realizaban misiones en el Sahara durante la Segunda Guerra Mundial
era beber hasta llenar sus estómagos
poco antes de despegar. Uno de ellos relata: “Nos derribaron sobre el desierto y en otras condiciones nos habríamos
muerto de sed. Pero nuestro cuerpo estaba literalmente empapado de agua, de la
que pudo servirse hasta que una columna de salvamento nos encontró al tercer
día”
En otra ocasión un paracaidista norteamericano
completó un periplo de 320 km calmando
su sed única y exclusivamente con el agua de los radiadores de los vehículos
del ejército inutilizados.
En el sur de Libia un bombardero
realizó un aterrizaje forzoso y la tripulación durante la marcha encontró en
las mesetas rocosas un caracol, el “Eremina Ehrenbergi” (Roth), en
grandes cantidades. Cuando uno de los aviadores piso uno desprendió líquido e
inmediatamente empezaron a recogerlos y a sorberlos. Más tarde se descubrió que
el líquido en cuestión también tenía un alto contenido en proteínas. La
desesperación por el agua ha llegado a extremos de beberse hasta el combustible
de los vehículos.
Bandadas de pájaros quietas sobre el
desierto indican a los beduinos donde poco antes había una charca. Allí casi siempre vale la pena cavar un poco. También
cuando los pájaros vuelan formando círculos (siempre que no sean buitres) suele
ser un buen indicador de humedad. El
agua puede ser un peligro cuando tiene un sabor jabonoso o salado, en estos
casos es posible que sea tóxica.
Siendo tan acuciante el problema de la
sed, no es de extrañar la existencia de cisternas
en todos los desiertos. Son construidas y alimentadas abriendo zanjas que van
desde la orilla de un río o viejo cauce y dirigiéndose desierto adentro van
progresivamente ganando profundidad, pasando de zanja abierta a túnel. De esta
forma cuando hay precipitaciones el agua se filtra por la arena y como son
subterráneos el agua se acumula y no se evapora.
Estos depósitos de agua no existen
sólo en el Sahara, sino también en los desiertos de Irak e Irán en Asia y
Arabia Saudí. En el desierto de Negev en Israel los ingenieros hidráulicos
descubrieron un sistema de riego que es capaz de abastecer las necesidades de
40 millones de personas.
Hoy sabemos que una persona puede
vivir hasta 60 días sin tomar alimentos sólidos, es importante saber que cuando escasea el agua no
debemos comer nada. Solo cuando disponemos de una cantidad determinada,
unos 4 litros se pueden tomar alimentos que contengan azúcares, féculas y lípidos,
es el caso de la fruta, galletas y dulces. Hay que abstenerse de los que
contienen proteínas, como el pescado, carnes, queso y legumbres. Para
digerirlas el cuerpo necesita agua que extraerá de nuestras reservas corporales
al no serle suministrada cantidad suficiente.
Los beduinos atraen los pájaros del
desierto besándose el dorso de las manos con un sonido similar al de un animal
sorbiendo agua. En Túnez unos aviadores
se alimentaron durante días de las raíces de alfalfa, principal alimento de los
camélidos. Otras tripulaciones derribadas se alimentaron de hierbas cocidas,
asadas y crudas. Aprovechando la enorme sequedad del desierto los beduinos
cortan a tiras la carne de los animales cazados y poniéndola a secar la
entierran a 15 cm de profundidad, allí se endurece y se convierte en cecina que
se conserva durante 3 años y para hacerla comestible basta remojarla.
El propio medio puede convertirse en un peligro, En una tempestad de arena, también llamada “ghibli” y que puede durar
varios días, la mejor protección es hacer agujeros en el suelo, y utilizando la
lona de la tienda de campaña apuntalar sólidamente y deslizarse dentro. Los
beduinos se ponen en cuclillas detrás de los cuerpos de los camellos a sotavento
por supuesto. Se comenta que en
ocasiones estos ““ghibli” pueden
enterrar personas. En al año 1962 una patrulla francesa descubrió en el Sahara
un biplano que desapareció en 1933, junto a él yacía el piloto con su uniforme
y el diario. Se trataba de William Newton de la RAF: le falló la máquina
volando por Argel y viéndose obligado a realizar un aterrizaje forzoso murió a
los 4 días pero 29 años después aún se conservaba prácticamente intacto.
Otra cuestión importante, a tener muy
en cuenta, es permanecer cerca de los
restos del avión o del vehículo, salvo que no exista esperanza ninguna de
que nos localice ningún equipo de rescate. El fuselaje durante el día nos
proporcionará sombra y durante la noche nos protegerá del frío y siempre tendremos
la posibilidad de utilizar la radio si no ha sido dañada. No menos importante,
desde el aire es más fácil localizar un vehículo o los restos del fuselaje de
las aeronaves antes que a una persona sola.
En 1963 un criador de ganado
australiano emprendió en su jeep un viaje de tres días hasta la costa. Al
segundo día sufrió una desafortunada avería, el canto de una roca le hizo un
agujero en la caja de cambios, de manera que el aceite se vació, El hombre
sabia que de seguir adelante caminando hacia su meta o hacia atrás habría
significado su muerte segura y la probabilidad de que otros vehículos pasaran
por el lugar del accidente era remota. Pensando en lo que podía hacer vio un
toro y no lo pensó dos veces, echo mano al fusil, lo sacrificó y extrajo del
cadáver tanta grasa como fue posible. Diluyó la grasa en una lamparilla de
alcohol y llenó con ella la caja de cambios, después de taponar el agujero con
ropa. Continuó el viaje y cada noche extraía la grasa líquida para calentarla
la mañana siguiente y volver a rellenar. Llegaría intacto a su destino.
EL
PROCESO DEL SUDOR
El que una persona suda con el calor
es algo conocido. Pero menos conocido es por qué suda. El motivo es que la piel
humana actúa como dispositivo climatizador para mantener la temperatura de la
sangre a unos 37º C.
A temperaturas externas normales esto
sucede gracias al mecanismo de enfriamiento de la piel por una fina red de
vasos sanguíneos a los que la sangre desvía el calor sobrante de los órganos
internos y de los músculos. Fluyendo a
través de esos vasos devuelve el calor al mundo exterior.
Pero si la temperatura ambiente es
demasiado elevada, como en el desierto, el cuerpo no puede alcanzar ningún
equilibrio de temperatura al no poder devolver el calor. Entonces actúa el
sudor: los dos millones y medio de glándulas sudoríparas de la piel desprenden
gotitas minúsculas de agua procedente del torrente sanguíneo. Estas gotitas se
evaporan llevándose el calor latente de vaporización del agua. La consecuencia
es pues un enfriamiento del cuerpo. El líquido evaporado puede llegar a litro y
medio por hora durante 5 o 6 horas, siempre y cuando se vaya reponiendo
continuamente el agua. Si esto no sucede así el cuerpo sigue sudando, el hombre
se deshidrata y sufre una de las muertes más terribles que conoce la
naturaleza.
LA
TRAGEDIA DEL “LADY BE GOOD”
Este es uno de los ejemplos de cómo se
multiplican las posibilidades de sobrevivir cuando permanecemos cerca de los
restos del avión o vehículo.
El 4 de abril de 1943 los 9 hombres de
la dotación de un B-24, el Lady Be Good, se dan por desaparecidos sin dejar rastro
alguno cuando regresaban de una misión sobre Nápoles. Hasta mayo de 1959, o sea
16 años después, no se encontró explicación alguna al suceso. Pero una avioneta
de prospectores petrolíferos británicos a 650 km al sur de Bengasi trasmitió a
la base que habían localizado los restos de un avión con cuatro propulsores y
el fuselaje rosa. El aparato tenía
algunos daños estructurales en el fuselaje, pero no tenía ni un solo impacto.
El tren de aterrizaje estaba retraído y los depósitos de combustible vacíos.
¿Un aterrizaje forzoso? Parecía como si el piloto hubiera realizado un
aterrizaje de panza.
La brújula funcionaba, las
ametralladoras también e incluso el sensible trasmisor de radio estaba
operativo, curiosamente tenia algunos bidones de agua potable. Cohetes de
señales listos para el uso, el botiquín estaba lleno y en una cantimplora el
café lo tomaron unos geólogos. También se encontraron unos monos de vuelo
forrados de piel. La pregunta no se hizo esperar ¿Qué había sido de la
tripulación?.
Una expedición del ejército del aire
norteamericano aterrizó en el lugar con helicópteros y empezó la investigación
intentando esclarecer el misterioso final de los aviadores. Al cabo de 9 meses
a 50 Km del Lady Be Good descubrieron algunos jirones de paracaídas y siguiendo
la dirección que indicaban aparecieron 5 cadáveres de los tripulantes momificados
y a los pocos días encontraron los otros 4 restantes, Junto a uno de ellos, el
copiloto teniente Toner, había un diario que esclarece por fin todos los
misterios.
Veamos algunos fragmentos (las
explicaciones van entre paréntesis):
“Domingo 4 de abril de 1943, salimos de
Soluch, en Libia 28 aparatos rumbo a Nápoles, ¡qué espectáculo! En el vuelo de
regreso perdemos la orientación y no queda combustible. Saltamos en el desierto
(el aparato siguió
adelante sin piloto y aterrizo limpiamente por si solo) son las dos de la madrugada y no hay nadie herido (han quedado muy
distanciados al saltar en paracaídas).
Lunes 5 de
abril, empezamos a andar, sigue sin aparecer John y conseguimos
reagruparnos, (los supervivientes del Lady Be Good
tomaron equivocadamente una cadena de colinas en el norte por la costa
mediterránea africana y emprendieron la marcha en esa dirección) Solo media cantimplora llena de agua, un
tapón al día, el sol quema bastante y por la noche mucho frío.
Martes 6 de
abril, sol muy caliente ningún soplo de aire, al mediodía un infierno, ningún
avión de búsqueda, descanso a las 17:00. Caminamos y descansamos durante la
noche. 15 minutos de marcha, 5 de descanso.
Miércoles, 7 de
abril, más de lo mismo, todos estamos muy débiles y no podemos llegar muy
lejos. Rezamos todo el tiempo, por la tarde calor abrasador ¡maldita sea! nadie
puede dormir, tenemos agujetas (calambres
de calor).
Jueves 8 de
abril, topamos con bancos de dunas. Agradecemos el viento fresco que también
nos echa arena a la cara. Nos encontramos muy débiles, Sam y Moore están
acabados y Lametta ya no ve. A los demás también nos va muy mal.
Viernes 9 de
abril, Shally, Rip y Moore se separan de nosotros, quieren buscar ayuda. Estamos
muy débiles con los ojos irritados y no continuamos avanzando. Sigue habiendo
muy poca agua… (grave
error, racionar el agua).
Sábado 10
de abril, seguimos rezando para pedir ayuda, nada a la vista, sólo un par de
pájaros. (si hubieran
caminado únicamente de noche, habrían economizado fuerzas y ahora quizás
habrían podido seguir a los pájaros) no
podemos andar (en una semana consiguieron andar 120 km en un terreno difícil, sin embargo el
Mediterráneo se hallaba todavía a 600 km de allí).
Domingo 11
de abril, continuamos esperando ayuda y rezando, todos hemos adelgazado mucho (a causa de la deshidratación) nos duele todo el cuerpo, podríamos seguir
si tuviéramos agua… ( luego con letra temblorosa, la última anotación):
Lunes 12
de abril, ninguna esperanza ya…”
La comisión investigadora, que contaba
también con algunos expertos en supervivencia, llegó unánimemente a la
siguiente conclusión: si la tripulación del Lady Be Good hubiera llevado a término
un aterrizaje forzoso, en lugar de saltar en paracaídas, es más que probable
que hubiera sido rescatada utilizando el trasmisor de radio y las reservas de
agua de que disponían en el avión.
Extractos del “Manual de la
supervivencia II”
C.C.Troebst
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