PENTALOGÍA ALPINA
"No hay nada como volver a un lugar que no ha cambiado, para
darte cuenta de cuánto has cambiado tú"
Nelson Mandela
Cubriendo
un área de 300 000 km2 los Alpes ocupan una superficie
considerable de Europa. El Arco
Alpino abarca 1300
km y es el punto de arranque del “sentimiento de la montaña”, una
cordillera para seducir, por su paisaje, su historia y la conquista de sus
cumbres. Son, en definitiva, una seña de indiscutible identidad en nuestro
continente.
Por
su ubicación en Centroeuropa constituyen un baluarte natural que ha moldeado de
forma trascendental el estado de las cosas a lo largo de los siglos, creando
cierto tipo de paisaje, cierto género de vida y una peculiar economía.
En
la zona prealpina como los Alpes Franceses Meridionales tienen una estructura más abierta que los Alpes en
general, teniendo menos altura y más anchura. En cambio en la zona
central se encuentra la mayor estrangulación del arco alpino. El resultado
es evidente, cumbres apiñadas y las más altas, como Alpes Franceses Septentrionales y Alpes Suizos.
En
las Dolomitas y Alpes Austriacos continua la diversidad de la
cordillera, concretamente en Italia encontramos una serie de relieves que si
bien no son los más altos, presentan impresionantes desniveles debido a la
erosión vertical de la dolomía.
Finalmente
en la extremidad oriental de la cadena alpina alcanzamos la selva
vienesa con los Alpes Estírios y una serie de altiplanicies que
culminan en las montañas Karavanke en el umbral de la llanura húngara.
Denominaciones como alpino y alpestre se atribuyen incluso a fenómenos muy
lejanos de Europa.
Con
este símil académico hemos denominado las 5 ascensiones, tres de ellas las más elevadas
y otras 2 representativas a nuestro entender. Naturalmente hemos participado
con mucha gente y en diversas expediciones a lo largo de la década de los 90,
pero este audiovisual tiene por objeto no solamente entretener sino brindar al
mismo tiempo toda la información puntual en torno a las rutas normales en el
momento en que fueron realizadas, pues hasta la fecha continúan siendo las
mismas.
MONT BLANC
La
historia comienza en 1786 con el doctor Michel-Pacard y Jacques Balmat, buscador de cristales, los cuales hacen cima el 8
de agosto a las 06:25 de la tarde. Años atrás se realizaron varios intentos sin
resultados.
En el verano de 1809 Jacques
Balmat y sus hijos convencen a Marie
Paradis para ascender
la montaña blanca y con 23 años ella se convierte en la primera mujer que
planta sus botas en la cima de Europa Occidental. El glaciar de Bossons acapara
la atención de los alpinistas siendo la única ruta autorizada durante los
siguientes 70 años, como resultado de ese “monopolio” es cuestión de tiempo la
exploración de nuevas rutas.
Saliendo
de la localidad de Les Houches a 7 km de Chamonix,
encontraremos nutridas colas en el teleférico que nos aproxima a la parada del tren cremallera procedente S. Gervais también
conocido como la travesía del Mont Blanc.
En
el Nid d’Aigle, Nido del Águila, nos encaminamos por un sendero y en 2 horas y
media llegamos al refugio-hospedería
de Tête Rousse. Justo antes
del refugio tenemos que atravesar un corredor conocido como “la bolera” que sin
lugar a dudas es la zona más expuesta de toda la ascensión. En él a pesar de
contar con cuerdas fijas, los accidentes se suceden todos los veranos debido el
desprendimiento y caída constante de piedras de todos los tamaños.
Ese
mismo día podemos continuar camino de Goûter y con 650 m de desnivel, el camino
se hace más escarpado donde debido al intenso tráfico humano siempre hay riesgo
de piedras por las cordadas que nos preceden. A pesar de que fue ampliado hace
años, el refugio de Goûter tiene verdadera saturación y
unas condiciones agobiantes para dormir. Las reservas se hacen con meses de
antelación y no es la primera vez que envían gente abajo al no tener espacio disponible (algunos optan por
vivaquear en los subterráneos del mismo).
En
torno a las 2 o 3 de la madrugada una urdimbre de crampones, mochilas y
personas nos despierta inevitablemente. Salimos del refugio y una columna de
frontales comienza su lenta marcha y si el tiempo lo permite (el parte
meteorológico llega la tarde anterior) a las pocas horas estaremos en el Dôme de Goûter. Durante este tramo el panorama
es francamente cautivador, si tenemos claridad apreciaremos a un lado un valle
en el momento del amanecer y otro aún oscuro por las sombras de la noche en la
otra vertiente. Así llegamos al refugio
de Vallot solamente
utilizado para casos de emergencia e investigación.
Siguiendo
por la arista de los Bosses (también se conoce la ascensión
como “ruta de la arista de los Bosses”) llegamos a la amplia cima, lugar que
permite el descanso y obtener buenas instantáneas sin los agobios de otras
cimas alpinas.
Desde Zermatt montamos en el ferrocarril del Gornergrat aunque no es conveniente llegar
a la última estación (la cual es interesante por visitar el observatorio del
mismo nombre). En ese caso tendríamos que descender y adentrarnos en el glaciar
de Gornergletscher que está señalizado. En 2 horas y
media alcanzamos el Rosa Hütte.
Íntegramente en suelo suizo
debe su nombre al canónigo
Berchtold de la
catedral de Sitten quien realizó las primeras mediciones en la zona. La primera
ascensión realizada data de 1858, el 11 de septiembre, por el reverendo y
profesor galés John Llewellyn Davies acompañado de 3 guías de
Zermatt.
La vía normal es la arista Norte o Festigrat. Es un cuatromil relativamente
fácil y tengamos en cuenta que hablamos de la tercera cima alpina.
Desde
Randa, hermoso pueblecito del
Mattertal partimos hacia al punto más alto canalizados con unas barandillas de
madera e internándonos en un frondoso bosque. La primera etapa es hasta el Dom Hütte con 1500 m de desnivel, cuando abandonamos el
bosque comienza un camino en el que predomina el pedregal con algunas cascadas
de agua. Sin darnos cuenta ganamos mucha altura y la vista del valle se hace
soberbia. Llegando al Dom Hütte el guarda no habla muy bien de los españoles
“españolo gocho” en tono desaforado es lo que sabe decir en castellano.
Muy
temprano desayunamos pues nos esperan otros 1500 m de desnivel, y en la
oscuridad nos adentramos en el Festigletscher (glaciar de Festi). La senda
transita por el lado septentrional del glaciar y logramos la brecha Festijoch. A partir de aquí tenemos dos opciones,
continuar por la normal o acometer la Festigrat por el collado que se eleva desde la brecha. Escogemos la última por
ser más técnica, y después de sortear una torre por la izquierda llegamos a la
cumbre donde una inmensa cruz marca la cima. Las vistas del Liskamn y el Monte
Rosa son inmejorables.
LA CONQUISTA DEL CERVINO
En
1840 nace en Londres, lejos del ambiente alpestre, nuestro protagonista Edward Whymper. Es un joven inquieto que
abandona la escuela a los 14 años para integrarse en el negocio familiar de
grabador. Corre el año 1860 y viaja a los Alpes con el encargo de conseguir
ilustraciones de los picos más emblemáticos. Y así, sin darse cuenta esa
decisión cambiaría el rumbo de su vida. Pronto desvía su atención de dibujar
los picos a escalarlos, y durante 5 años intenta hasta ocho veces la escalada
del Cervino por la vertiente italiana, acompañado por el guía Jean Antoine Carrel, nativo del valle
de Valtournenche.
Según
relata Whymper, “el 13 de julio de 1865 a las 05:30 de la mañana partimos
hacia Schwarzee, llegando a la capilla de las
nieves a las 08:30 y recogiendo parte del equipo que se encontraba allí. A las
11:30 nos situamos en los primeros escarpes al pie del Cervino
y acampamos a 3350m de altitud. El día es apacible y
descansando al sol entonamos canciones, disponemos de varias botas de vino y
reponemos fuerzas. Realizo algunos dibujos y nos preparamos para
pasar la noche, unos dentro de la tienda mientras que otros prefieren vivaquear.
No había mal presagio en la empresa, pero en nuestras mentes una pesadilla iba
y venía a cada instante: ¿... y la cordada italiana?, ¿... habrá hecho
cumbre?... nos llevan dos días de ventaja”.
Amanece
el 14 de julio de 1865, fecha que pasará a los anales
del alpinismo mundial. A las 13:40 Whymper
y su equipo hacen cima en el gigante de granito. Temerosos recorren
la cresta y comprueban con gran alivio que son los primeros en hollar la cima.
La alegría es indescriptible, plantan un mástil de la tienda con la camisa de
Croz como bandera y seguidamente hacen el hito más grande que pueden. El
momento es de euforia total, como si todo hubiera terminado, máxime cuando
observan a los italianos a más de 380m por debajo de la cima.
Pero
como una afilada brisa fúnebre portadora de victorias e infortunios llega el
descenso y en la parte más crítica, cuando sortean por la cara Norte lo que hoy
se conoce como Placa Moseley, resbala Hadow golpeando a Croz. Un momento después arrastran a Hudson y a Douglas, se rompe la cuerda y se despeñan mortalmente. Quien cae en el Cervino en esa
parte cae cientos de metros, hasta la base.
Durante
el verano, dos cordadas, una formada por los palentinos Óscar Díez y
Leopoldo Escudero y otra leonesa con Javier Fernández y José
García hacen cima por las aristas más históricas del imponente peñasco. En
ambas se contratan guías.
Amanece
en la arista suiza y cuando ya divisamos la cabaña Solvay buscamos unas barras de
hierro hacia la izquierda y 30m más arriba estamos en la construcción a
4003m. Este refugio fue construido en 1915 financiado por el
industrial belga Ernest Solvay. Aunque sólo está permitido
usarlo para emergencias, en la actualidad muchos montañeros pernoctan allí.
Continuamos nuestra ascensión y al poco nos encontramos con los pasos más
técnicos en la placa
Moseley, en
torno al IV grado, pero equipada con maromas. Es aquí donde la saturación y la
caída de piedras constituyen el principal problema de la vía.
Ya
con tendencia a la cara Este, salimos al Hombro asegurado con más barras de hierro. Nos
colocamos los crampones y desde el Hombro tomamos una travesía hacia la
izquierda para encontrar otra maroma. Llegamos a un muro casi vertical equipado
con una escala, superada esta dificultad, ya solo queda ascender por la
empinada rampa nevada superior al final de la cual se alcanza
la cima suiza a 4478m.
Para
la arista italiana comenzamos en la localidad
italiana de Cervinia, a 2000m, antes llamada Breuil y
que nada tiene que envidiar a su colega suiza de Zermatt. Caminamos por las
pistas para las que también se puede contratar un todoterreno, llegando así
al refugio Duque de los Abruzzos a 2885m. Continuaremos por
un sendero, comenzando aquí la ascensión y escalada del pico, y atravesando la canaleta Whymper, al poco encontramos la Cruz Carrel que recuerda dónde falleció Jean Antoine
Carrel.
Surcando
ya los primeros neveros por un terreno mixto nos situamos en el Col del Lion a 3580m y ganando
verticalidad ya por la cresta vemos una cadena en un muro vertical, tras la
cual aparece el refugio de
Carrel a 3830m.
Como curiosidad diremos que no usamos piolet, sólo crampones.
Al
día siguiente, en torno a la 6 de la madrugada, proseguimos por la vertiente
sur de la Gran Torre y ascendiendo oblicuamente,
entre dos piedras, entramos en el Valle de los Témpanos. Una cuerda fija nos ayuda hasta un diedro de unos
25m y a partir de aquí encontraremos varios gendarmes. Atravesamos un muro liso
que contorneamos por la derecha encontrando nieve y hielo. Después de otra
cuerda fija de 30m alcanzamos La
Corbata accediendo así
al pico Tyndall ya a 4240m. Más tarde un
conjunto de cuerdas y cadenas nos lleva hasta la escala Jordan, una escalera de peldaños que
cuelga en el vacío. Prosiguiendo por otra maroma y saliendo a la izquierda
alcanzamos por fin la cima
italiana 4477m.
STRAHLHORN 4.190m
En
el valle Ofental llama la atención la pared Este
del Strahlhorn, se trata de un triángulo de
piedra con buenas proporciones. La
primera ascensión data de 1854 con Franz Josef Andermatten y Ulrich Lauener,
más los ingleses J.Greenville y Christoph Smith.
Desde
Saas Fee ascendemos hacia el Britannia Hut. Es un refugio de montaña del
Swiss Alpine Club, ubicado al sur de Saas-Almagell en el cantón de Valais. La
cabaña se encuentra a una altura de 3030 metros sobre el nivel del mar, al pie
del Allalinhorn cerca del glaciar Allalin, en el macizo de Mischabel.
Salimos
hacia el oeste perdiendo altura hasta el glaciar Hohlaub. Nos acoplamos los crampones y cruzarlo
por la noche es toda una aventura. Afortunadamente salimos por uno de los
bloques de hielo que desemboca en el glaciar de Allalingletscher y sin contratiempo ascendemos la
enorme pala. Dejando siempre la pared este del Rimpfischhorn a nuestra derecha
alcanzaremos el collado del Adlerpass, ya a 3789m, para continuar
ascendiendo por la arista
Noroeste que un poco
más arriba se convierte en una espalda ancha, encontrando la cima en la parte
izquierda.
Contando
el descenso inicial desde el refugio Britania hacia el glaciar, son unos 1200m
de desnivel. Disfrutaremos de muy buenas vistas si el tiempo acompaña.
Hola, Óscar, soy tu primo Víctor de Madrid.
ResponderEliminar¡Qué envidia me das con tanto viaje!