27 de marzo de 2009

Andinismo: Avenida de los volcanes de Ecuador.

ANDINISMO:
AVENIDA DE LOS VOLCANES DE ECUADOR.

En la alborada del siglo XXI piensa la gran mayoría que no queda nada por descubrir, sobre todo con los últimos avances de la tecnología. Y es que hoy nada escapa al tratamiento científico, las mediciones son milimétricas, los cálculos no ofrecen margen para el error, parece estar todo bajo control en esta sociedad poseída por el confort y la especulación, desdeñando cualquier esfuerzo que no sea a tal fin.
Pero ¿qué hay de la vivencia?. A pesar de todo, la raigambre naturalista de algunos humanos no conoce pausa en su afán de conocer nuevos desafíos, nuevas aventuras, rememorando un poco a nuestros antepasados, siempre dignos de elogio, aquellos vikingos que preferían navegar antes que permanecer en tierra firme, aquellos romanos que sentaron las bases de nuestra civilización, los conquistadores españoles que cruzaban el Atlántico en esas cáscaras de nuez que eran las primitivas embarcaciones, aquellos griegos, cartaginenses, fenicios etc. Civilizaciones y pueblos tan enigmáticos como esotéricos, no había tregua ante la perentoria necesidad de la exploración.

Este Verano (2.001) continuando un ciclo de expediciones en los Alpes, el palentino Óscar Díez y yo nos propusimos, después de nuestro raíd del año pasado en los Dolomitas, una expedición extraeuropea en la que el cambio de cultura constituye el punto álgido. Bien diferente de occidente el citado cambio a la vez abre nuevas expectativas en cuanto a proyectos y metas a realizar. Lo primero es establecer prioridades; contando con un mes de estancia fijamos dos objetivos operativos a cubrir:

-Ascensión de picos superiores a 5.000m
-Exploración de la Amazonía.

El teatro de operaciones queda fijado en Sudamérica, concretamente en la Avenida de los volcanes de Ecuador y la amazonía peruana.

CONTRA TODO PRONÓSTICO

En una empresa de tal calibre no hay hueco para la improvisación, el avión se contrata con meses de antelación, en este caso la empresa venezolana AVENSA es la más asequible para llegar a Quito y regresar desde Lima. A continuación abordamos las cuestiones sanitarias. Para este menester, en el centro de vacunación de la Junta de Castilla y León se nos informa de lo enfermizos que resultan los países a visitar y del arsenal de vacunas imprescindibles, sobre todo para internarnos en la amazonía. Estas vacunas son: fiebre amarilla, tétanos, hepatitis A, tifoideas y contra la malaria o paludismo al no existir vacuna de probada eficacia llevamos una profilaxis (anualmente mueren más de dos millones de personas sólo por el paludismo). Es posible que no existan en el mundo zonas donde sean necesarias tantas medidas preventivas.

En cuanto al entrenamiento, durante todo el año realizamos una media de dos a tres salidas mensuales ya sea con ascensiones o travesías, bien con el club o por nuestra cuenta, destacando la Semana Santa en la que desarrollamos una acampada en el Jou Grande de Picos de Europa, bebiendo y cocinando con nieve fundida con resultados óptimos.

LUZ VERDE Y PRIMER CINCOMIL

Cuando el explorador y científico alemán Alexander Humboltd viaja a Ecuador en 1802 encuentra el camino entre Quito y Riobamba custodiado por dantescos volcanes, decidiendo bautizar el tramo entre las capitales mencionadas (unos 200 km.) como “Avenida de los volcanes”, llegando así a nuestros días y pasando a la inmortalidad su acreditada denominación.

Con una superficie aproximadamente de la mitad de España (283.000 Km2 ) tiene insertados dos cordales pertenecientes a la cordillera de los Andes dividiendo el país en costa, sierra y selva a medida que nos adentramos.

En Quito comienza una aventura que marcará pauta en nuestras vidas. También da inicio nuestra aclimatación, nos encontramos en una capital a 2.800 m de altitud. Dos días más tarde a través de la sinuosa carretera panamericana, columna vertebral de las comunicaciones en todo el continente, nos desplazamos en unos autocares de los años treinta, desechos de los Estados Unidos, bastante sucios y para colmo con la costumbre de limpiar el suelo con gas-oil (allí llamado petróleo) esparciendo el consiguiente hedor para nuestras fosas nasales. La necesidad se palpa en el ambiente, Por fin llegamos a Machachi y desde esta localidad vamos a Chaupi en otro autocar por llamarlo de alguna forma inteligible.

Para la aproximación al refugio contratamos un todo terreno que después de regatear –practica muy institucionalizada en estos países- nos queda en 10$. Entramos en la reserva ecológica de los Ilinizas y ya nada, salvo el mal tiempo nos detendrá. Comenzamos la singladura en la cordillera andina con la mirada desafiante puesta en las dos moles pétreas de naturaleza volcánica. Tanto el Iliniza Norte como su homólogo Iliniza Sur contemplan, recelosos, nuestro caminar, lento pero inexorable en sus dominios. En tres horas de duro bregar la niebla nos acompaña hasta llegar al refugio a 4.600m.

Se avecina la noche, pienso que una más como otra cualquiera, pero el hechizo andino nos tiene preparadas muchas sorpresas y aquí empiezan. Solamente he visto la Cruz del Sur en los libros y manuales de supervivencia de mi biblioteca y esa noche la tenía en los desvanes del olvido. De repente ¡qué emoción! ante un cielo nítido oriundo de la noche ecuatorial y con una hermosa luna creciente, aparece cumpliendo su cometido direccional, viéndose a la vez Escorpión y la Vía Láctea mejor que en Europa.

El Iliniza Norte con sus 5.126 metros nos está esperando a la mañana siguiente. Sin madrugar mucho, salimos a las 07:00 con gran optimismo y paso firme. Por la cara interna con sombra y algo de hielo discurren los primeros tramos llegando al “paso de la muerte” y aparece a nuestras espaldas una imponente silueta, El Cotopaxi, nos observa meticulosamente recordándonos que profanamos los Andes. Realizada la diapositiva de rigor proseguimos la ascensión en un terreno mixto predominando la roca.

Alcanzando la cota 5.000 m se desborda la ilusión y es que hace mucho tiempo que no superaba los 4.800 de los Alpes, pero poco dura la alegría, pues el último tramo para hacer cima no está nada definido ni existe ningún tipo de señalización. Durante más de dos horas de intensa búsqueda todo es un ir y venir, paseando nuestra desventura por doquier, estamos al borde de la renuncia. Cuando vivo estos momentos siempre viene a mi mente una vieja semblanza que reza así: “durante la noche el momento más oscuro es poco antes del amanecer”. Aunque disfrutando de un tiempo favorable, la búsqueda se va transformando en frustración, pero he aquí que, de forma fantasmagórica pero bien venida, una cordada estadounidense, con sorprendente oportunismo, nos indica el dichoso paso y en pocos minutos hacemos cumbre. Mi primer cincomil, Oscar lleva más.

COTOPAXI Y CHIMBORAZO

Dado nuestro carácter nómada, nuestras botas no conocen descanso alguno y proseguimos el itinerario fijado en España. Superado el Iliniza Norte, soltamos amarras poniendo rumbo a la Reserva Nacional del Cotopaxi donde los ecuatorianos pagan un dólar y los gringos diez. Considerado volcán activo, Cotopaxi significa “cuello de luna” en Quechua.

Una vez en el refugio “José Rivas” la intriga da rienda suelta a la imaginación, Nos encontramos en el paraíso del vulcanólogo, predomina la tierra rojiza, siendo la roca fundamental la lava y otras piedras cristalinas en las que se han acumulado materiales volcánicos durante siglos por su constante actividad. Todos estos materiales rompen bruscamente con el glaciar creando una montaña con fuertes y atractivos contrastes. Tenemos piedras de todos los tamaños, también observamos “bombas volcánicas” (materiales pétreos lanzados por el cráter). Tal es la cantidad y el buen estado de estas reliquias que decido guardarme una y portarla hasta la sede del club.

Esta noche cenamos a las 18:00 porque al día siguiente, a la una de la madrugada emprendemos la subida a fin de encontrar la nieve en buen estado. Durante la noche viento, viento y más viento azota el refugio, el madrugón es siempre difícil de superar, pero una vez en ruta iniciamos la bonita ascensión sin necesidad de la luz de nuestros frontales, la Luna nos guía, la temperatura congela el agua de nuestras cantimploras y no es posible beber líquido alguno pero el deleite del andinismo está garantizado.

A eso de las 5:30 despunta el alba, el espectáculo es indescriptible pensando lo privilegiados que somos los mortales que vivimos estos momentos que, a pesar del intenso frío, invitan a la reflexión en la gélida nieve.
Las rampas de mayor pendiente preceden a la cumbre y a las 6:30 plantamos nuestros pies en los 5.897 metros del coloso volcánico, con un cráter de inconmensurables dimensiones, un cielo despejado y un mar de nubes uniforme como una autopista, no recuerdo cima más idílica y hermosa.
Los siguientes pasos los encaminamos hacia Riobamba, ciudad al sur de Quito, ubicada a 3.000 metros y que supone la aclimatación final para el último objetivo de la Avenida de los Volcanes. Para hacer tiempo permanecemos 3 días, durante los que conocemos a un alemán, Winni, quien tiene propósito de subir también el Chimborazo y decide incorporarse a nuestra cordada. Uno de los grandes atractivos que Riobamba ofrece al turismo es el recorrido hasta la “nariz del Diablo” montados en los tejados de un tren que presume de ser el ferrocarril más difícil del mundo, según los ecuatorianos.
Desde el refugio de Whimper (5.000 metros) partimos seis cordadas, todas con guías menos la nuestra. Salimos a las doce de la noche con Luna llena, pero oculta entre las nubes y encontramos una dificultad técnica al cruzar el glaciar cuando sorteamos una pequeña cascada de hielo que precisa reunión. A las 3:00, una cordada se retira dado que uno de sus componentes tiene síntomas de mal de altura. Durante el trayecto abundan las grietas y puentes de hielo. Todas las cordadas hacen cima en Ventimiglia a 6.240 metros y se retiran (seguro que los guías tiene ganas de regresar y cobrar), nosotros continuamos hasta la cima Whimper con los 6.310 metros cubiertos por la niebla, pero cerrando con broche de oro nuestra travesía andina. Nos queda la amazonía... pero eso, es otra historia.

Texto: Javier Fernández López
Fotografía: Óscar Díez Higuera.
(Publicado en el Diario de León el 23 de Junio de 2.002)

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