"Llegarás a tu destino aunque viajes muy despacio"
(Proverbio Islandés)
En esta ocasión nuestros pasos nos llevaron desde el extremo Sureste de Europa hasta el extremo Noroccidental de nuestro continente, visitando dos de los países que mayores diferencias presentan entre sí, en cuanto a tamaño, paisaje, cultura y sociedad. Primero anduvimos por el Cáucaso, en Rusia para después visitar Islandia. Un viaje de contrastes podríamos decir. En otra parte ya hablamos del Cáucaso, aquí lo haremos de Islandia.
REYKJAVIK
Calificado como “el cálido país nórdico”, Islandia es una isla puramente volcánica. Depen-diente de la corona danesa, alcanzó su declaración de inde-pendencia en 1944 a consecuencia de la Guerra Mundial. En este país las fuentes de riqueza son la pesca y el turismo. Llegamos a su capital Reikjavik, nombre puesto por los primeros moradores con el significado de bahía humeante. Esta ciudad, en la actualidad dinámica y cosmopolita, empezó en 1786 con 167 habitantes. Su ubicación no es una casualidad pues se trata del punto más cálido de la isla albergando al 60% de la población total.
Pasear por su calle principal Laugavegur y la plaza Adalstraeti trasmite su identidad. Muy llamativos son sus cafés y barras donde recalar, alguno incluso con aires alasqueños, con un ambiente apacible y distendido. No muy lejos de la capital se encuentra el Lago Azul cuya belleza plástica nos sor-prende, es el primer sitio donde nos zambullimos en aguas termales. Aquí se oyen todos los idiomas, también los orientales.
GEYSER Y GULFFOS
Visitando la oficina de turismo realizamos el cambio -este país tiene moneda e idioma propio- para posteriormente encaminarnos hacia uno de los geyser más visitados. Huele a azufre y tenemos una erupción cada 5 minutos llegando a alcanzar los 15 m de altura. Generalmente las zonas estas acordonadas, no es la primera vez que algún turista descuidado se ha caído en el agua hirviendo.
La catarata de Gulffos es la más grande de Europa y con una caída bastante pronunciada donde es posible apreciar el arco Iris cuando sale el sol, si buscamos el ángulo adecuado. El ruido es atronador y el espectáculo indescriptible. Siempre agradecidos, sus habitantes protegen la naturaleza a ultranza. Estos días nos alojamos en la zona de Hellishóar.
Habitualmente los desplazamientos en esta isla se realizan en vehículos todo terreno que generalmente son de buenas proporciones. Los accidentes geográficos están por doquier acompañados por accesos con barrizales, terrenos inestables y enfangados donde también el vadeo de ríos es frecuente.
LJOTIPOLLUR, GIGJOKUL, SKOGAFOSS
Comenzamos todos un ráid por el cráter de Ljotipollur, el cual posee un curioso lago en su interior, es el lugar donde se detienen los autobuses por ser el interés turístico de la zona. El resto del día trascurre por paisajes sin parangón con fuertes contrastes en forma y colorido. En el camping, en la base de un campo de lava, se puede tomar un gratificante baño sin importar la temperatura externa. Esta zona recibe el nombre de la “garganta de fuego” por la gran cantidad de fumarolas que encontramos, aunque también es preciso vadear constantemente.
Gigjokul es el primer glaciar que nos encontramos, no es el más grande pero no muy lejos esta la cascada de Skogafoss con 60 m, donde se dice que los Vikingos escondieron un tesoro. Ante todo Islandia es un paraíso para las aves. Abundan los puffin (frailecillos), seguramente el ave más representativa del país, pero se pueden ver eider, cisnes, ánades reales, y muchos más.
COSTAS
Las costas nos sorprenden con su arena negra, no encuentras gente tomando el sol, evidentemente, la soledad es una de las señas de identidad de esta comunidad. Las formaciones de basalto siempre le dan un aire misterioso al entorno. Recordemos que Islandia es una tierra llena de mitología. Afirma la leyenda que los “trolls” siendo elfos experimentan fuerte aversión a la luz solar, la cual los convierte en piedra y de ahí el origen de las formaciones. Cabe destacar que el 5% de los Islandeses reconoce haber topado con algún elfo afirmando que son altos y hermosos, no son visibles a los ojos humanos pero, de cuando en cuando, se dejan ver.
Rumbo a Vik volvemos a las playas de arena negra, con una soberbia reserva de aves. Con un poco de paciencia y excepcionalmente vimos alguna foca pescando. Después del almuerzo nos acercamos al río Pjorsa, con unos impresionantes cañones acompañados del silencio sepulcral de estos lares. Las constantes mutaciones del paisaje acreditan que nos encontramos en uno de los paraísos naturales de la Tierra que mejor y más celosamente debemos cuidar para las generaciones actuales y venideras. Uno de los deportes más practicados en Islandia es la pesca, de echo el salmón es apreciado por los pescadores de todo el mundo. Cada río es privado y sus cuotas varían, cobrando por el permiso y por cada pieza capturada.
SVARTIFOSS, VATNAJÖKULL, DETTIFOSS
Tratándose de una isla mutante, ahora parece que nos encontramos en la Patagonia, pero no, se trata del glaciar más grande de Islandia el Vatnajökull que con sus 8400 km cuadrados es con diferencia el más grande de Europa dejando casi en ridículo a sus hermanos alpinos. En el lago terminal, cerca del mar, es posible adentrase en la plétora de hielos con un silencio sólo roto por algún desprendimiento, en vehículos anfibios. Los días pasan y el dinero cae en picado.
Antes de llegar a Grimsstaoir otra cascada llamada Dettifoss nos deleita el paisaje y bajo el atronador ruido del agua recorremos la orilla . Por el camino vemos algunas granjas: si en 1930 la población que se dedicaba a la agricultura y ganadería era el 36% en la actualidad es sólo el 1%.
KRAFLA, AKUREIRY
Continuando el periplo volcánico hoy nos toca Krafla, tenemos fumarolas por doquier, de todos los tamaños y con unos olores de azufre más o menos nauseabundos, el zumbido de los gases recuerda una locomotora de vapor de las de antaño. El agua borboteante y el barro hirviente crean caprichosas formas plásticas, dando la impresión de caos y desolación. Ya son muchos km en el todo-terreno por caminos inhóspitos, a veces te cruzas con otros, a veces permaneces horas sin ver un alma. Esos momentos invitan a la reflexión en las cálidas tierras volcánicas.
Otra zona es la de Hverfjall, por lo ya visto nos resulta un poco monótono lo relativo a la vulcanología pero no por ello deja de ser interesante. Todo sigue impregnado con el olor embriagador y así continuamos todo el día hasta la tarde, donde nos desplazamos a la localidad de Akureiry, que es la segunda localidad de la isla. Los fiordos islandeses son una maravilla sobre todo sus puestas de sol y sus pueblecitos que le dan ese aire nórdico del que tanto presume el país.
DESPEDIDA
Aprovechamos para las últimas compras, se nos acaban los días y sabemos que echaremos de menos esta isla, su flora, sus aves, sus paisajes. Entre Europa y América fue fundada por esos inquietos Vikingos que preferían navegar antes que permanecer en tierra firme. Afortunadamente la ausencia de petróleo u otras riquezas mercantiles la han mantenido fuera de los intereses de las potencias extranjeras.
Curiosamente en una de las tierras más salvajes y desoladas del planeta es donde se gestó el primer parlamento del mundo. Corría el año 930 y el Althing duraría hasta el 1262 año en que la Corona Noruega se anexionó Islandia.
Fue todo un viaje entre volcanes, geyseres, cataratas, glaciares, paraíso de aves, localidades de carácter nórdico... Hemos saltado Europa de Sur a Norte y de Este a Oeste, en dos países tan remotos y tan diferentes entre si. Ellos nos advierten de la grandiosidad de nuestro continente y la enorme biodiversidad del mismo. A pesar de las devastadoras guerras que hemos tenido que padecer, de las crisis y de las diferencias sociológicas, siempre tendremos un punto en común al ser europeos.
Texto: Javier Fernández.
Fotos: Javier Fernández, Óscar Díez, Concepción Pérez .
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