"El camino hacia la cima es, como la marcha hacia uno mismo, una ruta en solitario."
Alessandro Gogna

En el mes de Julio del 2007 dos socios del Yordas, Maria Eugenia y yo, junto con el palentino Óscar Díez desarrollamos una expedición con el firme objetivo de alcanzar alguna de las cimas venezolanas.
CORDILLERA DE MÉRIDA

Coronada por el Pico Bolívar con sus 5007 m la cordillera de Mérida custodia la ciudad del mismo nombre. El recorrido más característico es desde La Mucuy siguiendo hasta la laguna de Coromoto, la segunda etapa hasta la Laguna Verde, el tercer día ascensión al Humboldt, y el cuarto la laguna Timoncitos y Pico Bolívar.


El teleférico de Mérida data de 1958 y presume de ser el más largo del mundo. La ciudad se enorgullece ante el ingenio mecánico. Fue construido por especialistas franceses que dirigían la mano de obra formada por los habitantes de sus montañas acostumbrados a los rigores del Páramo. El panorama es de cine, si el día es claro a lo largo de sus 4 tramos observaremos la vista aérea de la urbe Merideña y a medida que ganamos altura un olor a naturaleza impregna la cabina. Justo en el tercer tramo descargamos nuestras mochilas e ilusiones.
Nuestra aclimatación comienza con un recorrido hasta el lugar denominado Alto de la Cruz a 4225 m. Desde este punto puedes retornar otra vez a Loma Redonda o bien continuar hasta el pueblecito de los Nevados u optar por la ascensión del Pico Toro a 4755 m. Como nuestro estado es favorable continuamos la ascensión a pesar de lo escarpado de las paredes y en cuatro horas conseguimos hacer cima: Maria Eugenia se estrena en los Andes...
PICO HUMBOLDT
Descendiendo hasta la Laguna Verde el paisaje experimenta mutaciones a cada paso que damos. ¡Qué desapercibidos pasaban para nosotros los Andes venezolanos y qué joya del andinismo encierran!. Las noches son frías en la tienda de campaña y afortunadamente no acampamos en nieve pero lo ideal es el saco de plumas.
Levantándonos a los 4 de la madrugada con algún líquido caliente en el cuerpo, ya en ruta, la estilizada silueta del Humboldt va ganando nitidez a medida que las dorsales andinas se van esclareciendo. Justo al amanecer nos encontramos con la base del glaciar y a partir de este punto nos encordamos para progresar en ensamble. Los crampones apenas penetran en un hielo que más parece una piedra, siendo la pendiente muy pronunciada al principio, de unos 50º aunque poco a poco va cediendo mientras los tímidos rayos solares nos acarician. Tras una larga hora de peleona ascensión por el glaciar del coloso andino, sólo nos separa una pared de roca descompuesta, superada esta coronamos los 4942 m de la segunda cima de Venezuela.
Por Javier Fernández López
(Miembro del Grupo de montaña Yordas)
Fotos: Óscar Díez y Javier
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