"El camino hacia la cima es, como la marcha hacia uno mismo, una ruta en solitario."
Alessandro Gogna
Para todos aquellos que nos encontramos imbuidos por el mundo de la montaña la palabra Andes encierra desafíos sin parangón y una tendencia incólume. Las zonas más frecuentadas y popularizadas como la Cordillera Blanca (Perú) y la Cordillera Real (Bolivia) no dejan de ser diferentes dentro del entorno andino con sus 11 000 km de longitud, sin lugar a dudas la más larga del planeta. Siguiendo mentalmente el mapa, los Andes se desarrollan por los siguientes países: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
En el mes de Julio del 2007 dos socios del Yordas, Maria Eugenia y yo, junto con el palentino Óscar Díez desarrollamos una expedición con el firme objetivo de alcanzar alguna de las cimas venezolanas.
CORDILLERA DE MÉRIDA
En Mérida se respira un ambiente de bullicio. Fue fundada en 1558, con casas multicolor y calles llenas de vida, sobre todo cuando los estudiantes se licencian. Una visita obligada es la heladería de Coromoto, la cual presume de tener unos 600 sabores diferentes no todos a la venta, por supuesto, pero siempre tan originales e inverosímiles como el helado de garbanzo, de pulpo, de salmón, etc. Tiene gran afluencia turística los meses del estío que también es la época de lluvias.
Coronada por el Pico Bolívar con sus 5007 m la cordillera de Mérida custodia la ciudad del mismo nombre. El recorrido más característico es desde La Mucuy siguiendo hasta la laguna de Coromoto, la segunda etapa hasta la Laguna Verde, el tercer día ascensión al Humboldt, y el cuarto la laguna Timoncitos y Pico Bolívar.
Para entrar en el parque de Sierra Nevada es preciso contratar un guía siguiendo las directrices de su normativa. En este caso lo mejor es analizar todas las ofertas. En una agencia determinada nos comentan algunos detalles que no dicen otras, como que en los primeros tramos, aparte del fuerte desnivel hasta la Laguna Verde, el barro (típico del bosque nublado) se encuentra a raudales. Así que nos decantamos por la opción más viable, partiendo en el teleférico hasta la tercera estación, Loma Redonda a 4000 m, donde aclimataremos a marchas forzadas y de esta forma haremos el recorrido a la inversa.
El teleférico de Mérida data de 1958 y presume de ser el más largo del mundo. La ciudad se enorgullece ante el ingenio mecánico. Fue construido por especialistas franceses que dirigían la mano de obra formada por los habitantes de sus montañas acostumbrados a los rigores del Páramo. El panorama es de cine, si el día es claro a lo largo de sus 4 tramos observaremos la vista aérea de la urbe Merideña y a medida que ganamos altura un olor a naturaleza impregna la cabina. Justo en el tercer tramo descargamos nuestras mochilas e ilusiones.
Nuestra aclimatación comienza con un recorrido hasta el lugar denominado Alto de la Cruz a 4225 m. Desde este punto puedes retornar otra vez a Loma Redonda o bien continuar hasta el pueblecito de los Nevados u optar por la ascensión del Pico Toro a 4755 m. Como nuestro estado es favorable continuamos la ascensión a pesar de lo escarpado de las paredes y en cuatro horas conseguimos hacer cima: Maria Eugenia se estrena en los Andes...
PICO HUMBOLDT
La siguiente jornada es preciso alcanzar la laguna de Timoncitos para intentar el Pico Bolívar. Partiendo del Pico .Espejo a 4765 m, hemos de recurrir al rappel para acceder al campamento. Debido a la hora en que salimos y al retraso provocado por otra cordada que nos precede, con escasa experiencia, desis-timos a mitad del nevado. La noche es intempestiva, nevando y la pasamos con molestias intestinales. Al día siguiente Oscar lo intenta consiguiéndolo tras largas horas.
Descendiendo hasta la Laguna Verde el paisaje experimenta mutaciones a cada paso que damos. ¡Qué desapercibidos pasaban para nosotros los Andes venezolanos y qué joya del andinismo encierran!. Las noches son frías en la tienda de campaña y afortunadamente no acampamos en nieve pero lo ideal es el saco de plumas.
Levantándonos a los 4 de la madrugada con algún líquido caliente en el cuerpo, ya en ruta, la estilizada silueta del Humboldt va ganando nitidez a medida que las dorsales andinas se van esclareciendo. Justo al amanecer nos encontramos con la base del glaciar y a partir de este punto nos encordamos para progresar en ensamble. Los crampones apenas penetran en un hielo que más parece una piedra, siendo la pendiente muy pronunciada al principio, de unos 50º aunque poco a poco va cediendo mientras los tímidos rayos solares nos acarician. Tras una larga hora de peleona ascensión por el glaciar del coloso andino, sólo nos separa una pared de roca descompuesta, superada esta coronamos los 4942 m de la segunda cima de Venezuela.
Por Javier Fernández López
(Miembro del Grupo de montaña Yordas)
Fotos: Óscar Díez y Javier
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